28 de marzo de 2012

2

Después de eso, Sam (así lo llamaba ahora), le había dicho iría a su casa para hablar con los padres de Lorna. Por su parte, ella reconocía que bien todo aquello no era mas que una artimaña para deshacerse de ésta y sus preguntas, pues al regresar a casa, diose cuenta de que el hombre no había preguntado donde es que ella vivía.
Claro que todo eso pudo haber sido falta de fe…
Bueno… en realidad si lo fue, pues un día tras haber dado un paseo (algo que empezó a hacer diario tras aquel acontecimiento), sus padres le informaron que Sam había cumplido con lo dicho.
La situación era esta:
A los señores Grego se les informó que su hija quería entrar a una escuela. Lamar (fue él en representación de Sam), sin entrar en todos los detalles, había explicado de manera concisa de que se trataba todo.
A la señora Grego no le convencía nada la idea, en realidad lo consideraba algo descabellado y como una gran perdida de tiempo, y aun peor tomando en cuenta que era su única hija.
El señor Grego…
Lorna no estaba muy segura del sentir de su padre, su rostro mostraba algo de inseguridad, pero por como le veía parecía feliz con la idea, y a diferencia de su mujer, él creyó que lo que realmente importaba era la decisión de su hija, lo que ella eligiera, y lo que debían aceptar (algo de que alegró mucho a Lorna, si bien las dudas de su madre también le calaron).
Las palabras de su marido no ayudaron a mejorar el genio de la señora Grego, que para no pecar, se refugió en la cocina con todo y su indignación.
Aprovechando aquello, padre e hija acordaron ir de compras a por todas las cosas que la chica necesitaría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario